
La temperatura del agua no es solo cosa de bañistas. El mar Mediterráneo está de nuevo mucho más caliente de lo que correspondería, incluso a estas alturas del año; y eso es un problema. De las aguas de este mar no solo depende el equilibrio ecológico de las especies que lo habitan: sus aguas también desempeñan
De nuevo, al rojo vivo. Tras unas semanas de alivio térmico, las aguas superficiales del Mediterráneo vuelven a alcanzar anomalías térmicas similares a las que vimos a mediados del mes de junio. Como en aquella ocasión, nuestras costas están en el ojo del huracán: dos boyas españolas medían estos días temperaturas por encima de los 30º Ceslius.
Las mediciones extremas de estas boyas parecen no ser algo puntual. Según los datos basados en observaciones satelitales publicados por el Sistema de Observación y Predicción Costero de las Illes Balears (SOCIB), la temperatura promedio es este mar en superficie es de 27,05º. Esto implica que el mar se encuentra 1,36º por encima de lo que correspondería en estas fechas.
Como ya ocurriera en junio, el Mediterráneo occidental es el “motor” de este cambio. En esta región del mar, la temperatura media es de 26,66º, lo que representa una anomalía térmica de 1,76º. La anomalía es de nuevo tan alta que nos encontramos, como también ocurriera en julio, por encima del percentil 90 en el histórico de mediciones.
Puntos calientes. En nuestro entorno, hay dos “puntos calientes”, áreas donde la anomalía térmica es aún mayor. El Mediterráneo noroccidental es uno de estos puntos: con una temperatura media de 26,77º, este entorno se encuentra 2,79º por encima del promedio y también por encima del percentil 90 de observaciones.
El segundo punto caliente es el mar de Alborán. La temperatura en esta cuenca es de 25,67º. Esta temperatura está 2,17º por encima del promedio y, de nuevo, también por encima del percentil 90 del histórico de observaciones.
En tierra y mar.La evolución de las temperaturas superficiales del mar Mediterráneo corresponde, en cierto grado, a lo que estamos viendo en la atmósfera: un junio extremadamente cálido disparó las temperaturas también en el agua, antes de que el alivio térmico de julio relajara la situación sin llegar a revertirla.
Ahora, una nueva ola de calor está caldeando algo más que el aire, y la temperatura marítima parece estar respondiendo de manera acorde.
Un riesgo para todos. Pero la relación entre las condiciones atmosféricas y la temperatura marítima es más compleja. Y se da en ambas direcciones, es decir, que la temperatura del mar también afecta a lo que ocurre en las nubes.
En este sentido, un Mediterráneo cálido implica un riesgo severo. Este calor implica la concentración de energía térmica en el mar, una energía térmica capaz de generar corrientes convectivas en determinadas circunstancias. Estas aguas también transfieren humedad a la atmósfera, una humedad que, con la llegada de tormentas puede descargarse en forma de precipitaciones intensas como ha ocurrido en los últimos meses.
Equilibrio ecológico. Por supuesto, el cambio en las temperaturas también puede afectar a la vida marítima. Los mares de nuestro entorno se “tropicalizan”, lo que quiere decir que no solo son más cálidos, sino también más acogedores respecto a la fauna y flora que tradicionalmente habita los trópicos. Y menos acogedora para la fauna y flora local, que debe lidiar no solo con un calor excesivo, sino también con la llegada de nuevos depredadores a las aguas que habitan.
Imagen | Henning Schröder / ECMWF
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La noticia
El mar está a 30 grados en Baleares y eso preocupa a los meteorólogos: el Mediterráneo es una olla a presión
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
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