Sobre los Alpes del Valais, en un cielo despejado de verano, un avión blanco avanzaba despacio, casi en silencio. No llevaba turbinas ni quemaba queroseno: solo dependía de la luz del sol. En la cabina, el piloto suizo Raphaël Domjan afrontaba un reto que hace unos años parecía inalcanzable: demostrar que también la aviación puede ganar altura sin gastar una sola gota de combustible fósil.

El pasado 12 de agosto, el proyecto SolarStratos alcanzó los 9.521 metros de altitud tras despegar de Sion. Con ello superó el récord mundial de vuelo en un avión solar, que desde 2010 ostentaba el Solar Impulse con 9.235 metros, que dió la vuelta al mundo entre 2015 y 2016, según recordó France 24.

Cinco horas para hacer historia. El ascenso duró cinco horas y nueve minutos, cuidadosamente planificadas para que el avión despegara con las baterías cargadas al 100% con energía solar. Durante el trayecto, Domjan incluso se cruzó con un avión de pasajeros, un momento que el equipo describió como la imagen más poderosa de lo que podría ser la aviación del futuro, como destacó Berner Zeitung.

El SolarStratos HB-SXA es un biplaza ultraligero de fibra de carbono, con alas cubiertas de paneles solares de alto rendimiento. Pesa apenas 450 kilos y no cuenta con cabina presurizada, lo que obligó a Domjan a llevar oxígeno a bordo, según France 24. Sus prestaciones son modestas —despega a baja velocidad y no supera los 140 km/h—, pero su diseño le permite alcanzar alturas reservadas hasta ahora a la aviación convencional.

Ni una gota de queroseno. Más allá de las cifras, la meta de Domjan es demostrar que una aviación limpia es posible. “Mi objetivo es mostrar a las generaciones de hoy y mañana que todavía será posible volar sin combustibles fósiles”, declaró a CBS.

El propio piloto no es ajeno a las aventuras pioneras. En 2012 completó la primera vuelta al mundo en un barco impulsado únicamente por energía solar, el PlanetSolar, un catamarán futurista que demostró que el mar también podía surcarse sin combustibles fósiles, recordó Berner Zeitung. Aquella travesía, que duró más de año y medio y partió de Mónaco, lo convirtió en referente internacional de la movilidad limpia.

Un récord aún por validar. La Federación Aeronáutica Internacional (FAI) deberá confirmar el récord revisando los datos de altitud, que se certifican según la presión y la densidad del aire, recordó France 24. La organización está revisando los datos de vuelo según sus estándares.

SolarStratos

La mirada puesta en la estratosfera. El vuelo récord no es el final, sino un paso más hacia un objetivo mayor: superar los 10.000 metros, la altitud de crucero de los aviones comerciales, y después alcanzar la estratosfera, que en Suiza comienza en torno a los 12.000 metros.

El camino ha estado lleno de intentos y aprendizajes. El 31 de julio, SolarStratos alcanzó 6.589 metros; días después llegó a 8.224, aunque debió interrumpir la subida por falta de corrientes térmicas, según Techxplore. “Ser pionero significa intentar algo sin tener la certeza de que saldrá bien”, resumió Domjan en declaraciones a la agencia AFP recogidas por RTL.

Epílogo. Aunque aún resta la validación oficial, la imagen de un pequeño avión solar volando junto a un avión comercial queda ya grabada como un símbolo de la transición hacia una aviación limpia. Desde los Alpes suizos, el SolarStratos no solo ha batido un récord: ha abierto una puerta a un futuro en el que lo impensable empieza a volar con energía del sol.

Imagen | SolarStratos

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Un avión solar ha alcanzado los 9.521 metros sobre los Alpes: el récord que acerca a la aviación a la estratosfera

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Alba Otero

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