Cuando se piensa en Steve Jobs como multimillonario, lo más lógico es vincular esa riqueza con Apple. Sin embargo, lo que realmente lo catapultó a esa categoría de milmillonario no fue el iPhone, el Mac o el iPod. Fue una pequeña empresa de animación llamada Pixar. Y, curiosamente, Pixar solo existió como compañía independiente porque George Lucas se divorció de su mujer. El aleteo de una mariposa, en versión animación.

George Lucas y su divorcio

A finales de los 70, George Lucas ya era uno de los directores más exitosos de Hollywood. En plena producción de Star Wars, Lucas había fundado Industrial Light & Magic (ILM), el estudio de efectos especiales que marcó tendencia por las innovaciones en materia de efectos especiales y animación que aplicaba en las producciones de la saga de Lucas.

En 1980, Lucas contrató a dos expertos en informática: Ed Catmull y Alvy Ray Smith. Juntos fundaron la división de gráficos por ordenador dentro de ILM, y desde ese departamento empezaron a desarrollar herramientas pioneras en CGI (Computer-Generated Imagery).

Más tarde se uniría John Lasseter, un joven animador expulsado de Disney por apostar demasiado pronto por la animación digital. Entre los tres ingenieros sentaron las bases de lo que más tarde sería Pixar. Pero, en ese momento, solo eran una pequeña división técnica dentro del estudio.

En paralelo, la vida personal de George Lucas se tambaleaba. Su matrimonio con la montadora Marcia Lucas —quien ganó un Oscar por su trabajo en Star Wars— se venía abajo, y terminaron por divorciarse en 1983. El proceso de divorcio fue complejo y Lucas tuvo que pagar a su exesposa 50 millones de dólares. Y eso obligó a Lucas a vender activos para hacer frente a los pagos.

Para evitar deshacerse de todo el estudio de producción, lo fraccionó por departamentos y, uno de esos departamentos era precisamente la división de gráficos por ordenador en la que trabajaban Catmull, Smith y Lasseter.

Steve Jobs entra en escena

En 1985, Steve Jobs había sido despedido de Apple, la empresa que él mismo fundó, y buscaba nuevos proyectos en los que invertir. Cuando se enteró de que George Lucas quería desprenderse de su división informática, vio una oportunidad.

Lucas pidió 30 millones de dólares por ese departamento. Pero Jobs negoció hasta rebajar la compra a unos 5 millones. Lucas rechazó la oferta por ser demasiado baja. Disney también hizo una oferta, pero fue todavía más baja.

Finalmente, Steve Jobs volvió a hacer una oferta por la división de CGI de Lucasfilm, aunque en esta ocasión sería por una inversión de 10 millones de dólares: 5 millones para hacerse con la tecnología que habían desarrollado y otros 5 millones para capitalizar la nueva empresa. Así nació Pixar, con un equipo inicial de 40 personas, incluyendo a Catmull, Smith y Lasseter.

Toy Story cambió el juego

Durante casi una década, Pixar no produjo películas. Vendía hardware y software especializado en gráficos y efectos generados por ordenador, como el Pixar Image Computer, dirigido a mercados muy de nicho en la industria médica y gráfica. Esa especialización hizo que Pixar no fuera rentable y Jobs estuvo a punto de cerrar la empresa en varias ocasiones.

La salvación llegó en forma de alianza con Disney. Pixar acordó producir tres películas de animación generadas íntegramente por ordenador. La primera de ellas fue Toy Story (1995), que revolucionó la industria y fue un éxito de crítica y taquilla recaudando 360 millones de dólares en todo el mundo.

Para aprovechar el momento, Pixar salió a bolsa el mismo mes del estreno. En su primer día, las acciones se dispararon hasta los 39 dólares. Y eso convirtió a Steve Jobs en multimillonario en el acto. Fue su primera gran victoria empresarial tras su salida de Apple.

Gracias al éxito de Pixar, Jobs recuperó su reputación como visionario tecnológico. Eso le dio la confianza y los méritos para regresar de nuevo a su cargo como CEO de Apple en 1997. Pero su aventura con Pixar aún no había terminado.

Durante años, Pixar siguió operando como un estudio independiente, aunque sus películas se distribuían bajo el paraguas y el marketing de Disney encadenando éxitos como Buscando a Nemo o Cars.

En 2006, la compañía de Mickey Mouse compró Pixar por 7.400 millones de dólares en acciones. La operación de compra de Pixar proporcionó a Jobs 138 millones de acciones, lo que suponía el 7% de las acciones de Disney, convirtiéndose en el principal accionista privado de Disney y le permitió ocupar un asiento en su junta directiva. Ese porcentaje de acciones en la actualidad estaría valorado en unos 15.577 millones de dólares. Nada mal para haber sido una inversión de 10 millones.

En Xataka | Cómo de rico sería hoy Steve Jobs con las acciones que tenía cuando murió

Imagen | Flickr (David Geller), Wikimedia Commons (Achanhk, Coolcaesar)


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Steve Jobs no se hizo multimillonario con Apple: la clave fue un divorcio en el momento adecuado

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Rubén Andrés

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